Acheropita es el título críptico de la exposición individual de Fabrizio Cotognini que concluye Cambi di strada, el ciclo de exposiciones comisariado por Umberto Palestini y alojado en el Espacio K de la Galería Nacional de Marche. El evento, ya informado por importantes revistas italianas, adquiere particular importancia ya que representa la primera exposición individual del artista de Marche después de la reciente victoria del 19º premio Cairo, entregado en el prestigioso marco del Palazzo Reale de Milán.

La investigación de Cotognini está ligada principalmente a una reinterpretación contemporánea del acervo cultural del arte clásico, a través del instrumento del dibujo con el que el artista crea singulares y fascinantes combinaciones iconográficas.

Umberto Palestini, en la introducción a su obra, escribe que «el autor se convierte en una especie de chamán que mezcla elementos visuales emblemáticos de un pasado artístico que ha entrado en la imaginación, inventando una arqueología personal en la que lo antiguo se deconstruye por completo. En este proceso se niega la cita con su estéril bagaje nostálgico, mientras en el horizonte Cotognini revela las singulares coordenadas de una sugerente concepción alquímica.

Al llegar al Palacio Ducal de Urbino, Cotognini no podía perder la extraordinaria oportunidad de confrontar a un autor célebre como Paolo Uccello, y una de sus obras capitales: el Milagro de la Hostia profanada. Dos esculturas evocan a los esposos judíos que habían comprado la hostia y serán trágicamente ejecutados junto a sus hijos. Para evocar la predela, que tiene una vertiente narrativa y formal muy querida por el artista, elige, con una diferencia conceptual, dos obras tridimensionales que rinden homenaje a uno de los grandes maestros de la perspectiva en la historia del arte. En el esquema, una serie de vitrinas albergan una secuencia de dibujos, montajes gráficos, bocetos sobre acetatos superpuestos a imágenes. Un proceso poético construido sobre contaminaciones lingüísticas, pero también sobre dibujos puros y rigurosos de admirable factura, testimonio de la preciosa investigación de un autor culto, hechizado por lo antiguo, pero capaz de revitalizarlo haciéndolo resurgir del olvido».