“Marisa y Mario Merz. La punta del lápiz puede realizar un adelantamiento de la conciencia” es un proyecto expositivo inédito, comisariado por Mariano Boggia, que presenta, a la luz particular de esta época, la obra de Marisa y Mario Merz.

Raras fueron las exposiciones dedicadas exclusivamente al arte de Marisa y Mario juntos.

Sus obras manifiestan modalidades expresivas diferentes, pero estrechamente vinculadas e interactuantes, pues los dos artistas siempre han estado íntimamente unidos e inseparables: juntos trabajaban en los espacios del estudio y del hogar, juntos se movían en el mundo, cada uno ejerciendo estímulos en el otro, aliento y protección.

Su actividad individual se desarrollaba en esta proximidad, sostenida por la misma energía en una continuidad de creación artística que cambiaba la naturaleza misma del tiempo.

Un presente infinito es la dimensión en la que Marisa se dedica al estudio de la estructura de la figura femenina con el dibujo, la pintura, la escultura.

En una actualidad infinita, Mario ha vuelto a proponer su iglú mediante el uso de materiales siempre diferentes y ha enriquecido su naturaleza reinventada con la creación de dibujos que aparecen como tablas de anatomía, atlas zoológicos, herbarios gigantes...

Incluso el espacio se reinventa, la casa-estudio no es diferente del museo: en esta exposición una densa red de obras, en su mayor parte inéditas, se sumergen en un diálogo continuo y ocupan un ambiente marcado por el neón de la Los números de Fibonacci, en un vértigo que vuelve a plantear la pregunta de Mario sobre si el espacio es curvo o recto.

La punta del lápiz, es decir, la práctica artística permitió a Marisa y Mario “una toma de conciencia”, la creación de un arte que es maravilloso y que va más allá de cualquier definición estética, política, sociológica, semántica... Arte que es expresión de su más profundo pensamiento de libertad.