La exposición dedicada a Lisette Model, comisariada por Monica Poggi, es la primera antología realizada en Italia. Con una selección de más de 130 fotografías, la exposición recorre la carrera del artista subrayando la importancia que tuvo en el desarrollo de la fotografía en las décadas de 1950 y 1960.

Su nombre a menudo se asocia con el período de enseñanza, durante el cual tuvo como alumnos a varios autores que luego se convertirían en los fotógrafos más famosos del siglo XX, como Diane Arbus y Larry Fink. Su influencia, sin embargo, tuvo un campo de acción mucho más amplio, gracias también a una marcada capacidad para captar con ironía y audacia los aspectos más grotescos de la sociedad americana de la posguerra. En el período de mayor crecimiento para Estados Unidos, donde todo parecía inclinarse hacia un futuro más brillante, se 'atrevió a ver' la realidad en todas sus formas, incluso en las menos agradables.

Los primeros planos, el uso recurrente del flash, los contrastes exasperados son todos recursos destinados a acentuar las imperfecciones de los cuerpos, las ropas llamativas, los gestos toscos. No hay interacción entre Model y sus sujetos, quienes tienden a ser atrapados repentinamente comiendo, cantando o gesticulando torpemente, transformados por sus tomas en personajes para ser observados e investigados. La calle, las gargantas del Lower East Side y los bares son para ella los escenarios perfectos sobre los que actúan desprevenidos actores de una irreverente comedia humana. Esta personal reinterpretación del enfoque documental la convierte, de hecho, en precursora de una forma de utilizar la fotografía que más tarde encontrará plena realización con los autores de la histórica exposición “Nuevos documentos” en el MoMA en 1967.