Las ruinas de la ciudad romana de Carsulae se encuentran a poca distancia de Terni y de la ciudad de Sangemini, conocida por la presencia de manantiales de agua mineral. La ciudad nació a lo largo de la Via Flaminia y en función de ella, como centro de agregación de las poblaciones prerromanas que residían en las colinas y en el campo cercano: de hecho, el territorio fue frecuentado de manera muy intensa ya desde el Edad del Bronce Medio, con asentamientos en posiciones fuertes, en la cima de relieves que dominaban las llanuras subyacentes y las vías naturales de comunicación. La apertura de la Via Flaminia, trazada entre el 220 y el 219 a.C., representó un momento de gran desarrollo para las poblaciones vecinas, que la tomaron como punto de referencia para la transformación y evolución de su forma de vida. El tráfico que se producía por la arteria supuso un estímulo para el traslado de poblaciones hacia las zonas que atravesaba; y es con toda probabilidad en esta fase que surgió el centro de Carsulae.

La elección del lugar estuvo determinada, como ya se ha dicho, por razones principalmente económicas, ligadas a la presencia de una importante vía de comunicación a lo largo de la cual se desarrollaba el comercio entre Roma y el Adriático y, más en general, hacia el norte de Italia; estar al borde de una llanura fértil permitía una agricultura rentable; la decadencia de Carsulae y su abandono estuvieron, por otro lado, en relación directa con la pérdida de importancia de la rama occidental de Flaminia, en beneficio de Interamna y Spoletium.

De la fase urbanística republicana, en el periodo coincidente con la apertura de la vía, quedan limitados vestigios recuperados en la excavación de las subestructuras de los templos del foro. La estructura urbana definitiva, sin embargo, se remonta a la época de Augusto, cuando la ciudad obtuvo la constitución municipal y fue asignada a la tribu Clustumina. La decadencia definitiva del lugar estuvo determinada - además del movimiento de la ruta principal del Flaminia hacia la llanura de Spoleto, y en consecuencia por el abandono del ramal "Carsula" - también por graves acontecimientos naturales, entre ellos un fuerte movimiento telúrico. lo que provocó, entre otras cosas, el derrumbe de algunas dolinas sobre las que se construyeron numerosos edificios públicos y privados y que tornó inhóspito un lugar ya de por sí muy empobrecido. Carsulae no se menciona como sede episcopal; la única presencia cristiana consiste en la transformación de un edificio romano en la iglesia de San Damián, sede de un pequeño convento de monjas.