En el Espacio CEDAP, para la sección de arte contemporáneo, cita con Starwatching, nueva exposición personal de Valentina Daga comisariada por Giannella Demuro.

La búsqueda artística de Valentina Daga surge de la urgencia de explorar el cuerpo y sus posibilidades de relación con el espacio, las emociones y la percepción sensorial. La obra nunca es solo objeto, sino cuerpo vivo que se encuentra con el del espectador, en un lugar que es a la vez físico, mental, perceptivo y ambiental.

En los últimos años, la artista ha desarrollado un interés particular por la accesibilidad del arte para ciegos e hipovidentes, abriendo un campo de experimentación donde el tacto y la vista se encuentran y se contaminan. Un compromiso reconocido por la UICI - Unione Italiana dei Ciechi e degli Ipovedenti, que le otorgó una mención especial, y por el Luxembourg Art Prize 2022, que le concedió una certificación de mérito artístico.

La exposición pensada para Organica lleva el título de "Starwatching" y encierra una idea poética y radical: hacer perceptible la inmensidad del universo a través de las manos. Mapas celestes y constelaciones se convierten en cuadros y esculturas para explorar táctilmente, superficies grabadas, relieves y tramas que devuelven la profundidad del espacio cósmico en signos concretos, accesibles para todos.

En este proyecto, la observación de las estrellas - experiencia que tradicionalmente se confía exclusivamente a la vista - se abre a una dimensión inclusiva y multisensorial. La artista transcribe los fragmentos del universo en papel y lienzo, transformando lo infinitamente lejano en proximidad física, para acariciar y sentir. Así, el gesto creativo se convierte en un acto de compartir: una nueva posibilidad de encuentro entre arte, ciencia y comunidad, donde la belleza del cosmos se revela en la capacidad de la obra de ser percibida, imaginada e interiorizada por cada uno, más allá de los límites sensoriales.

Starwatching invita a cada espectador, vidente o no vidente, a descubrir un cielo hecho no solo de luz sino también de materia, no solo de distancia sino también de contacto. Un cielo que nos concierne a todos, y que nos recuerda cómo el arte, cuando es verdaderamente accesible, puede convertirse en una experiencia universal.