Continúa con éxito "Gesti Scolpiti", la gran exposición individual del escultor Jago, montada en la sugerente ubicación ofrecida por el Teatro Antico de Taormina hasta el 3 de mayo de 2026.

La exposición, organizada por Aditus y Civita Sicilia, en colaboración con BAM, pone en diálogo cuatro obras de Jago - Impronta Animale (2012), Memoria (2015), Prigione (2016) y David (2024, bronce) - en un contexto como el de Taormina, cruce de civilizaciones y escenario de antiguas memorias. Las obras de Jago se insertan como gestos esculpidos en el tiempo, testigos de una continua necesidad expresiva que atraviesa épocas y lenguajes.  

Las tres primeras esculturas, esculpidas en mármol estatuario, giran en torno al tema de la mano: símbolo de contacto, creación, afirmación personal. Es a través de la mano que el ser humano deja una huella, se sumerge en la materia, construye memoria. No solo un instrumento, sino un autorretrato: presencia viva que atraviesa el tiempo. 

En Impronta Animale, la mano se convierte en un vestigio: un signo primordial que evoca las pinturas rupestres, recordando un contacto ancestral con la tierra y con nuestra historia profunda. Memoria, presenta una huella de mano excavada en la piedra. La obra reflexiona sobre la memoria y la herencia, haciendo tangible la huella de la presencia humana como símbolo de permanencia y recuerdo. En Prigione, la imagen esculpida, envuelta en los pliegues del mármol, parece querer emerger de una prisión de piedra. Los contornos de la figura humana están apenas delineados, mientras que las extremidades se extienden con un fuerte sentido de tensión. El gesto lo es todo: urgencia de existencia, símbolo de la lucha por liberarse de lo que coacciona.

La cuarta escultura es la de David, realizada en bronce y de 181 cm de altura. La obra ha llegado simbólicamente al espléndido teatro con vistas al mar y, hasta la fecha, se exhibe en la cima de las gradas del Teatro Antico, después de dar la vuelta al mundo a bordo del barco Amerigo Vespucci. La imponente obra de bronce lleva consigo el peso de una narrativa épica y contemporánea, reinterpretando de forma moderna el mito de David y Goliat para contar una historia diferente, pero siempre llena de coraje y revancha. La iconografía es reconocible en la postura orgullosa de la figura femenina (que recuerda al famoso David de Miguel Ángel), en la honda y en la piedra que sostiene entre las manos - elementos que regresan como signos recurrentes en las últimas obras maestras del artista. El proyecto de David nace en 2021 con un primer boceto en arcilla realizado a mano. A partir de esa imagen inicial han surgido diversas versiones en arcilla y yeso, hasta llegar al modelo actual, traducido en bronce a través de la antigua técnica de la fundición a la cera perdida. La versión definitiva, esculpida en mármol de Carrara y de más de 4 metros de altura, representará el hito en el recorrido artístico de Jago, comprometiéndolo en una verdadera empresa.