Swinging London, la minifalda de Mary Quant, las visiones vestibles de Ossie Clark, los coloridos escaparates de Carnaby Street en el Soho y el alunizaje: el legado asociado al imaginario estético de los sesenta constituye una cuenca semántica que puede ser reinterpretada bajo múltiples esperas. Época violentamente revolucionaria sólo en su epílogo, el escenario de los años sesenta actúa en realidad como una deidad tutelar de las contaminaciones visuales propias del mundo de la moda.

De ahí la voluntad de indagar en el lado extraordinariamente dulce de la década "fluctuante" -como definió el semanario Time a Londres en 1966- a través de una antología compuesta por refinadas atmósferas y referencias sesenteras.

Tras los capítulos Robotized - Experiments in Fashion (Palazzo Wegil 2020), Fairy Tales in Fashion (Teatro Torlonia 2022) y Rome is in Fashion - Edición Via Veneto (Via Veneto 2022), y tras una cuidadosa investigación en importantes archivos históricos como AnnaMode Vestuario , Deanna Fashion Library, Max Mara and Ken Scott archive, Doria 1905 archive, Stefano Dominella –comisario de la performance junto a Guillermo Mariotto– recurre una vez más a la moda para presentar The Sweet Sixties. Narrativas de Moda en el Museo Nacional de Castel Sant'Angelo en Roma.

Así que aquí van cincuenta looks que a través del upcycling combinan prendas históricas, auténticos iconos de estilo, con prendas y complementos recuperados en mercados y tiendas vintage que actualmente representan la verdadera tendencia de la moda internacional, adoptada sobre todo por las generaciones más jóvenes a las que les gusta recuperarse del pasado para hacerlo contemporáneo. Con los conjuntos de Virginia Vianello, los protagonistas, una vez más, son las prendas. Aquí están los colores atrevidos y naturalistas firmados por el genio creativo de Ken Scott, definido como "el jardinero de la moda" precisamente por sus estampados florales. Y luego las solapas de cuero cubiertas solo por 40 cm de tela de Mary Quant, hasta los motivos futuristas diseñados por Courrèges, Paco Rabanne y Pierre Cardin. Cómo no hablar de los coloridos abrigos de Max Mara, robados del armario masculino y reinterpretados con colores vivos. La moda de los sesenta reescribió y reinventó la silueta de toda una generación. Ropa, zapatos, discos y complementos -todo lo que, en una palabra, constituye un estilo de vida- se convierten en el manifiesto poético para contar la dulzura de aquellos años.