El lunes 3 de febrero la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo acoge las exposiciones individuales Solo midiendo la inconsciencia de Gregorio Botta y Cada segundo es el último de Maria Elisabetta Novello, dedicadas a la memoria de Lea Mattarella. Se han elegido dos versos de un mismo poema de Emily Dickinson para dos exposiciones paralelas, que reflexionan sobre la fragilidad y la fugacidad de la existencia, temas queridos por los dos artistas que, partiendo de un horizonte común, llegan a resultados diferentes.

Solo midiendo la incosciencia. Gregorio Botta Midiendo la inconsciencia: como el Stalker de Tarkovskij, el artista es un agrimensor que traza fronteras y trayectorias en un campo desconocido. Gregorio Botta, aprovechando los espacios de la galería, construye un recorrido en cuatro estaciones, una para cada habitación, casi un recorrido existencial.

Partimos de la sala de gravitas: decenas de varillas de vidrio brotan de la pared sobre la que las piedras se encuentran en un equilibrio inestable y precario. Esta ola de piedras parece terminar en Sísifo, una escultura móvil que acoge en los extremos de una fina barra de vidrio -que gira sobre sí misma- una piedra pesada y una copa de cera ligera.
En la pared opuesta cuatro cuadros dispuestos de forma similar. La última, una pintura ligera y aireada hecha de láminas diáfanas suspendidas de vidrio, introduce la habitación contigua. La del soplo, en que un flato parece soplar dentro de formas de alabastro o de cera.