La mejor forma de empezar: los lunes y el 18 de mayo en el Día Internacional de los Museos , con una nueva exposición en la Sala Central , con el nuevo espacio en la Sala delle Colonne y la Escalera y con el work in progress, una obra de construcción para la definición de nuevos espacios para la comunidad.

El mejor día empezó hace unas semanas, cuando todo empezó a moverse lentamente porque se perfilaba un horizonte. El tiempo unidad del exceso, liberado de sus goznes para entrar en lo indistinto, había vuelto a fluir y correr. Y en los últimos días hemos sentido hasta el aliento en la nuca y la adrenalina de la cuenta atrás. Abrimos para devolver al público la Galería Nacional, con los trámites provisionales previstos por la situación en la que estamos -y no estamos, todos somos otros- y ahora que en su momento podemos reunir espacio y movimiento lo demostraremos ante todo a nosotros mismos. Volvamos a la pista. Acortamos las distancias, mantenemos las que siempre han caracterizado nuestra estancia en el museo y frente a una obra, al fin y al cabo siempre y sólo la hemos tocado con la mirada, pero con qué transporte, con qué emoción. Mantenemos la distancia física y dejamos atrás la distancia social. Reconciliémonos con los lugares y estaremos en casa en todos lados. Y quizás sí “el mundo ha cambiado, de hecho ya no es para ser conquistado, sino para ser habitado”.