Peter Halley, figura clave del neoconceptualismo americano de los años 80, es conocido por su pintura geométrica que alude a los espacios sociales del capitalismo tardío y su dimensión de encierro, aislamiento y encierro. Las formas de la "célula" y del "conducto", adoptadas en los años ochenta y todavía en la base de su obra, remiten a las estructuras rígidas y angulosas de los rascacielos de oficinas, pero también a microchips informáticos, circuitos eléctricos, "salas" virtuales y las infinitas conexiones de la web. Su visión del mundo contemporáneo, influenciada por pensadores como Foucault y Baudrillard, está impregnada de pesimismo, pero se expresa en un lenguaje electrizante, vitalista, lleno de una energía abrumadora.

A partir de la década de 1990, Halley comenzó a añadir a los lienzos una serie de intervenciones sobre el espacio arquitectónico realizadas mediante papel pintado e impresiones digitales y, en ocasiones, desarrolladas en colaboración con otros artistas. El proyecto creado para el Museo Nivola también se centra en este aspecto de su obra, donde Halley transformará por completo el interior del edificio que alberga las exposiciones temporales. La obra está en plena sintonía con la orientación del museo: dedicado a Costantino Nivola, uno de los protagonistas del movimiento de "síntesis de las artes" de mediados del siglo XX, el Museo Nivola mira con especial atención las relaciones entre arte, arquitectura y diseño, como lo demuestran las exposiciones dedicadas en el pasado a las invasiones en el arte de maestros del diseño italiano como Andrea Branzi, Michele de Lucchi y Alessandro Mendini, este último excolaborador de Halley en una memorable serie de instalaciones .