La Fundación Sozzani presenta por primera vez en Italia la exposición "Silver Lake Drive" en la que el fotógrafo y director Alex Prager combina diez años de trabajo. La exposición está comisariada por Nathalie Herschdorfer, directora del Musée des Beaux-Arts Le Locle en Suiza.
El trabajo de Prager es cinematográfico y se inspira en su entorno, experiencias personales, fotografía callejera, cultura pop y películas. Aplica una serie de elementos estilísticos que recuerdan al cine negro, los thrillers, el melodrama y las historias de detectives. Las mujeres suelen ser las protagonistas de su obra, impulsadas por la emoción.

Mediante el uso de colores saturados y una imaginería vagamente familiar, Prager puede recrear su propio mundo original en el que explora temas oscuros de una manera seductora e inquietante.

Sus raíces provienen de la tradición fotográfica de William Eggleston, Diane Arbus y Cindy Sherman, maestros en el arte de “congelar” un momento indefinible de la vida cotidiana. El trabajo de Prager consiste en decorados impresionantes e imágenes de gran formato en colores saturados. Sus fotografías pueden verse como narraciones de un solo cuadro que capturan historias enigmáticas definidas dentro de los límites del marco. Sus obras se caracterizan por la ausencia de una narrativa lineal.
Los Ángeles, donde nació Prager, es tanto la inspiración como el escenario de muchas de sus obras, como Poliéster (2007), Week-end (2010) y Compulsion (2012). Aunque sus imágenes parecen capturar momentos fugaces, en realidad están precedidas por un laborioso proceso de producción. Para la película Face in the Crowd (2013), por ejemplo, Prager empleó un equipo de más de 150 personas, además de 350 extras y una colección de atrezzo que el artista ha estado recopilando durante doce años. Su película La Grande Sortie , está compuesta por fotografías e imágenes de películas rodadas con el telón de fondo de la Ópera de la Bastilla en París. La serie lleva al espectador a un viaje a través de las emociones que la étoile (Émilie Cozette) percibe durante el baile, desde una firmeza estoica inicial hasta el pánico. La película es un homenaje a una realidad a la vez común e imaginaria, siempre inherente al cine y al teatro.