Artista, divulgador y promotor cultural, animador de la vida artística de un complejo territorio, la figura de Michele Rosa se destaca durante casi un siglo, anticipando ideas y corrientes, manteniendo claridad interpretativa de los tiempos vividos. Con profundo coraje ha enfrentado las problemáticas sociales, del trabajo, de la ecología, sin dejar de lado las líricas intensas de los paisajes y las visiones extáticas del cuerpo femenino. Ha sido un lúcido testigo de los fenómenos sociales, culturales y artísticos, intelectual frenético y cautivador, capaz de expresar su poética a través del arte hasta los últimos días de su vida, que se apagó el 24 de junio de 2021, en Sora, su ciudad natal. 

Michele nace, de hecho, en Sora el 1 de septiembre de 1925. Estudia en Roma primero en el Liceo Científico y luego en el Liceo Artístico Ripetta, continuando sus estudios en la facultad de Arquitectura. Comienza a pintar desde muy joven y frecuenta los ambientes de Trinità dei Monti, Piazza di Spagna y Via Margutta, junto a artistas, intelectuales y representantes del mundo del cine y del espectáculo de esa época. En 1950 se traslada primero al Ateneo de Nápoles para luego mudarse en 1953 a los Estados Unidos, donde sigue cursos en la facultad de Bellas Artes en Champaign, Illinois: aquí trabaja en el Departamento de Física Nuclear, bajo la dirección del científico italiano Gilberto Bernardini. A finales de 1956 deja los EE. UU. para regresar a Europa rechazando la cátedra de Historia del Arte en la Universidad de Londres. 

Su búsqueda artística, desde el principio, está llena, por lo tanto, de las contaminaciones contemporáneas absorbidas durante la formación ultramarina pero presenta un estilo personal que abarca desde la tradición popular y folklórica para explorar las temáticas de la reconstrucción postbélica, entre sitios industriales y antiguos pueblos.