Casa Martelli, fascinante joyero que aún contiene obras importantes, poco conocidas, revela al público las habitaciones paese en la planta baja, la elegante escalera, la magnífica pinacoteca con las habitaciones del piso noble, los salones amarillo y rojo, la capilla, el salón de baile.
Gracias a la compra por parte del Estado del Escudo que Donatello hizo para Roberto Martelli, elegido por una comisión de expertos para la resolución de la Herencia Bardini, en 1998 se llegó a la donación de Casa Martelli, y de su colección vinculada.
Perteneciente durante siglos a la noble y antigua familia, en un primer momento el palacio pasó a ser propiedad de la Curia florentina, a la que Francesca Martelli lo dejó en herencia a su muerte en 1986, y posteriormente pasó a ser propiedad del Estado italiano. Casa Martelli, se inserta como un "joya" en la ya amplia oferta museística florentina: una casa-museo, no fruto de una reconstrucción póstuma, sino derivada de la secular estratificación de la vida de una de las familias florentinas más antiguas.