Tenemos el placer de acoger una exposición del pintor Giorgio Griffa en el Salone de Villa Romana . Griffa concibió la selección de obras, de los dos últimos años de su obra, como una reflexión sobre la relación entre lo individual y lo colectivo, entre los pensamientos que los 90 mil millones de neuronas generan en cada individuo de los ocho mil millones de seres humanos que habitan actualmente en este planeta y las pensadas por los 100 mil millones de seres humanos que vivieron antes que nosotros. Si es cierto que la cantidad total de energía en el universo permanece constante, entonces circula constantemente entre un estado de indistinguibilidad por un lado y un estado de identidad individual por el otro. Griffa cree que la pintura es la búsqueda de fragmentos de esta inmensa memoria colectiva.

Giorgio Griffa nació en Turín en 1936 y todavía reside aquí. Desde finales de la década de 1960 practica la pintura como una especie de puntuación, como un acto que pone en primer plano el color. El ritmo de los signos en el lienzo está inspirado en el ritmo de la respiración, el ritmo de una forma de escribir antes del advenimiento de la escritura misma. Su cromatismo está impregnado de luz; cada color aparece como un tono intermedio. Al comienzo de su carrera, en la década de 1960, tras ver los frescos de la Capilla Sixtina, pasó del óleo a la pintura acrílica, capaz de reflejar con mayor libertad la luz del mundo.

Como en la pintura a la acuarela, Griffa aplica el color en trazos claros y singulares sobre un lienzo sin estirar. Cuando la pintura no es visible temporalmente (en colecciones o exposiciones), el lienzo se dobla y se guarda. Los pliegues quedan visibles como huellas de este estado intermedio.

La pintura de Giorgio Griffa ha sido adscrita a la pintura Informal, Arte Povera, analítica e incluso conceptual, pero es absolutamente única en su apertura, en su enfoque tan sensible como decisivo y en su materialidad no jerarquizada. Se erige como una forma de pintura que siempre vuelve a los orígenes de la pintura: la mano, el color, el soporte, la luz... se han expuesto en todo el mundo en más de 150 exposiciones individuales y muchas colectivas. Sin embargo, esta es la primera vez en 45 años, desde su exposición de 1977 en la Galleria La Piramide, que su pintura se exhibe nuevamente en Florencia.

Cortesía Archivo Giorgio Griffa

Fotos: Ela Bialkowska / OKNOstudio