Firmado y fechado en 1766 en el escalón inferior derecho, el retrato representa al recién elegido Senador de Roma, Abbondio Rezzonico, sobrino del Papa Clemente XIII. El tamaño del cuadro, de casi tres metros por dos, es proporcional a la importancia del oficio, en ese momento la máxima magistratura civil asignada por designación directa del pontífice. El vestido es una enciclopedia de tejidos que van desde el brocado dorado de la capa hasta la seda roja de la túnica, pasando por el encaje del cuello. La interpretación táctil de las telas emerge en la pesada cortina de flecos doblada sobre la mesa, en el terciopelo que recubre la espada, en el brocado de la silla. La mano derecha del retratado sostiene el pequeño cetro de marfil, mientras que la izquierda descansa sobre la consola cerca del sombrero de ala ancha. Además, el tintero, la campana y una carta dirigida a él, quizás alguna escritura pendiente de ser firmada, son detalles que aluden al poder y responsabilidades del personaje. El pequeño putto de la parte inferior sostiene una balanza, adornada con una rama de olivo, símbolo de justicia que es garantía de paz. En el suelo se encuentran las fasces, marca de autoridad por la antigua tradición romana. El artista diseñó el escenario de forma escenográfica, simbólica y poco realista. De hecho, la estatua de la diosa Roma, con lanza, yelmo y esfera, que aparece detrás de Rezzonico, se encuentra en realidad a la entrada del Palacio Senatorio, del que se vislumbra al fondo la fachada que cierra la Piazza del Campidoglio. La representación sigue las convenciones del retrato oficial, con el fin de proporcionarnos todas las pistas necesarias para entender quién es el ilustre personaje, qué hace y dónde ejerce sus funciones. En 2016, el estado compró la pintura para exhibirla en el Palazzo Barberini.