La obra proviene de la iglesia de Santa Maria delle Grazie en Senigallia y llegó a la Galería en 1917. Muchos estudiosos la consideran un regalo de Federico da Montefeltro para la boda de su hija Giovanna con el señor de Senigallia, Giovanni Della Rovere. La ejecución de Piero della Francesca data de 1474, año del matrimonio pro forma, o de 1478, año real de la boda. El cuadro recuerda, en tono intimista, el retablo mayor de San Bernardino del mismo maestro y representa a la Virgen, el Niño bendito y dos ángeles en adoración, ataviados con ropas sobrias y refinadas. Las figuras, hieráticas y monumentales, se insertan en un ambiente doméstico dado por una luminosidad difusa y sutil. El interés por la luz, evidente en el polvoriento rayo de sol presente en la pequeña habitación del fondo, testimonia el acercamiento de Piero a los maestros flamencos, también presentes en la corte de Urbino. De estos aprende el uso de la pintura al óleo y recursos visuales que le permiten acentuar la tridimensionalidad de los volúmenes. Al mismo tiempo, Piero logra una alta síntesis formal que recuerda la arquitectura abstracta y solemne del Palacio de Federico. Muchos elementos, como el mismo rayo de luz que entra por la ventana cerrada, la rosa blanca en la mano de Jesús, el collar de coral que lucía y los objetos pintados en la hornacina de la izquierda, remiten a enigmáticas simbologías derivadas de la tradición cristiana. .