La pintura representa el retrato oficial de una mujer noble francesa: es la efigie de la sobrina del cardenal de Richelieu, hija de su hermana Françoise Du Plessis y René de Vignerod, que se casó con el marqués de Combalet, pero pronto enviudó. Mujer altiva, culta y mecenas de los hombres de letras, desde 1625 fue dama de honor de María de Médicis, cargo del que fue relevada por la propia reina por desacuerdos con Richelieu, quien le confirió el ducado de Aiguillon. Muy cercana a su poderoso tío cardenal, según se rumorea, a su muerte heredó parte de sus bienes, entre ellos el Petit Luxembourg y el Castillo de Rueil; desde esa fecha optó por dedicarse a las buenas obras. Este retrato transmite una imagen de la duquesa de voluntad fuerte que corresponde a lo que de su carácter se puede entender a partir de los hechos de su vida: la mirada directa y atenta, la postura erguida atestiguan un temperamento fuerte, que el amable gesto de entregar el galleta al perro no hace mínima máscara. El gran artista que pintó el retrato fue Philippe de Champaigne, autor también del extraordinario Triple Retrato de Richelieu, que retrató varias veces.
Título: Retrato de Madeleine de Vignerod
Autor: Philippe de Champaigne
Fecha: siglo XVII
Técnica: pintura al óleo sobre lienzo
Expuesto en: Laberinto masónico
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