Reúne aquí Gargallo buena parte de sus más significativos logros anteriores en lo referido a conceptos expresivos y lenguaje plástico, resultado de las investigaciones que desarrolló durante toda su vida en el ámbito de las dos tendencias características de su obra, quizá como demostración de que todo el arte pasado puede verse con ojos nuevos, respetuosos pero desmitificadores, aportando al acervo histórico la propia y personal capacidad de representación, la ideología y los sentimientos propios de la hora histórica del autor, como quería Gargallo.
La pequeña figura masculina tumbada sobre la grupa del caballo está representada con alarde y variedad de recursos, de modo que los rizos del cabello se refieren a la antigüedad clásica, el brazo izquierdo y la pierna derecha están representados según la figuración clasicista, el antebrazo derecho y el vientre se han modelado en negativo y, en la cabeza, el abdomen y la pierna izquierda incorpora el vacío total, implantado asimismo con rotunda eficacia en el cuerpo.
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