La pintura representa el momento final de un episodio extraído del Evangelio de Mateo (17, 24-27): Cristo ordena a Pedro que pesque en el lago de Tiberíades y que pague a los recaudadores de impuestos del templo con la moneda de plata que se encuentra dentro del pez. . En el montaje de la composición Mattia Preti tiene en cuenta algunas innovaciones caravaggescas: la luz que incide sobre la figura de Cristo ilumina la escena en diagonal, fluye sobre los rostros y se apoya en los detalles del pez y la moneda, permitiendo identificar a los personajes y el episodio representado. La maraña de manos ocupadas alrededor de la moneda se convierte en el nodo central de la composición e inmediatamente capta la mirada del observador. A excepción de Cristo y Pedro, vestidos según la tradición, los personajes visten ropas del siglo XVII, por lo que la escena parece ambientada en la realidad cotidiana en la que vivían el pintor y los destinatarios del cuadro. En este cuadro Preti elabora las vivencias de su estancia en Roma, desde las innovaciones de Caravaggio hasta las sugerencias de Guercino.