Estas espléndidas bodegas de sal llevan el sello de Martin-Guillaume Biennais (1764-1843), uno de los plateros franceses más famosos de su tiempo, proveedor oficial de Napoleón Bonaparte y su corte. Al llegar a París en 1789, Biennais comenzó su carrera como ebanista en un taller ubicado en la Rue Saint-Honoré, con el signo del Mono Púrpura (Chamuscar Violeta), destinado a seguir siendo su marca característica. Tras la abolición de los gremios impuesta por las leyes revolucionarias de 1791 y 1797, que permitían el ejercicio de la profesión a cualquiera, Biennais decidió dedicarse a la platería, produciendo inicialmente pequeños objetos, como juegos de aseo y bolsas de viaje, y colocando los cimientos de un negocio próspero que, en el apogeo de su éxito, lo habría llevado a emplear hasta seiscientas personas. Los cuencos ovalados de cristal tallado, sostenidos por esfinges aladas de una sola pata, hacen eco de manera sorprendente a los saleros pertenecientes al gran servicio de plata dorada realizado por Biennais con motivo de la boda entre Napoleón y María Luisa de Austria, encargo documentado por un pago fechado el 27 de agosto de 1810. Como también podemos observar en las dos bodegas de sal de Coronini, los objetos producidos por Biennais suelen presentar formas sobrias, inspiradas en lo antiguo, cuya elegante funcionalidad no es sofocada, sino más bien realzada, por la refinada decoraciones que se disponen sobre la arquitectura de la pieza sin comprometer el perfecto equilibrio compositivo.