Nacido en Venecia, el pintor buscó trabajo en otras regiones, aceptando puestos ofrecidos tanto por organismos religiosos como por exponentes de la naciente burguesía italiana. Solo en el siglo pasado los críticos reconocieron a Lorenzo Lotto como un innovador extraordinario, particularmente en el género del retrato. El Retrato de la Pinacoteca ofrece plena evidencia de ello, representando a un joven distraído leyendo un Petrarchino, un pequeño volumen que contiene la letra de Francesco Petrarca. Todo contribuye a familiarizarnos no solo con el comportamiento del joven, sino también con los matices psicológicos que parecen perforar y arrugar la epidermis del rostro. Esta capacidad de captar el cambio repentino de sentimientos fijándolos en rasgos indelebles sigue siendo una prerrogativa del artista veneciano. Se desconoce la identidad del joven, así como no hay noticias de la obra en los relatos que el artista escribió minuciosamente en un diario. Solo los datos estilísticos nos llevan a proponer una datación entre 1524 y 1526.