El mito de Venus y Adonis ha llegado aquí a su acto final. Adonis, el hermoso joven amado por Venus, fue herido de muerte por un jabalí durante una cacería. La diosa irrumpe en escena con un verdadero salto, que no es un simple truco escénico sino que está ligado a la narración. Ovidio, en efecto, en el libro 10 de las Metamorfosis, narra que Venus está en su carro tirado por cisnes, regresando a Chipre, cuando escucha de lejos los gemidos de Adonis moribundo y se precipita desde el cielo. Detrás de Adonis vemos un perro de caza, un tronco roto y un paisaje oscuro. El cuerpo del joven se destaca sobre el rojo de los ropajes, probable alusión al color de la anémona, la flor en la que se transformará su sangre. El episodio se reinterpreta en clave cristológica, como ya había sucedido en el ámbito literario con el poema Adonis (1623) de Giovan Battista Marino. La herida de Adonis es en el costado, no en la ingle, como en el poema de Ovidio, y la forma en que Venus levanta los brazos, en señal de desesperación, se ha relacionado con la iconografía de la Magdalena.