En un paisaje pálido y otoñal una hilera de ciegos camina lentamente: les espera una fosa en la que caerán sin seguridad. La parábola evangélica -cuando un ciego conduce a otro, se les ve caer a ambos en la zanja- se convierte para el gran pintor en pretexto para representar una humanidad variada y abandonada, investigada con un detalle caricaturesco en el que cada personaje asume una expresión condicionada por la posición que ocupa: trágicamente asustado el que está cayendo en la zanja, aturdido e inconsciente de su último en la fila. Obra maestra de la fase madura, el fino lienzo de lino está firmado y fechado en 1568 en la parte inferior izquierda. Al fondo, a lo lejos, se representa la iglesia del pueblo de Pede de Saint - Anne, cerca de Bruselas. La obra siempre ha sido considerada, junto con el Misantropo, una de las obras maestras de la colección Farnese.