Las imágenes, recompuestas en un díptico en tiempos recientes, debían decorar un sagrario o un aparador de uso sagrado. La elegante representación de las figuras, ejecutadas en monocromo, se acentúa gracias a las vetas del palo de rosa sobre el que están realizadas y la rápida ejecución, realizada a través de finísimas pinceladas, determina un efecto casi fosforescente. Remitidos a Polidoro da Caravaggio cuando estaban en la colección del Marqués de Westminster en la Grosvenor House de Londres, han sido correctamente devueltos a Bertoia con amplio razonamiento por D. De Grazia (1991) quien los remite a los años en que los El artista participó en la decoración del oratorio del Gonfalone en Roma (1569), pintando al fresco la Entrada de Cristo en Jerusalén. La elegante redondez de los gestos dota a los personajes, a pesar del pequeño tamaño, de una extraordinaria monumentalidad que remite a la figura de Cristo en el Estandarte. Si Bertoia, protagonista de la cultura farnesina, destaca por el giro neomanierista que imprimió en su pintura en aras de un bien entendido renacimiento de los modelos de Parmigianineschi, también es evidente que por estas fechas debe haber iniciado hace mucho tiempo aquellos acuerdos con los pintores flamencos, y en particular con Bartolomeo Spranger, presentes en Parma y luego en Roma desde 1566 a 1575, que habrían tenido una parte tan importante en su imaginería posterior.
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Título:San Pedro y San Pablo. Historias de su vida