Sobre un fondo gris e indistinto destaca la figura de Salomé, de la que emerge portando en un plato la cabeza cercenada del Bautista, para ser entregada a su madre Herodías. El Evangelio (Mt 14, 1-12) narra, en efecto, que Herodes Antipas hizo arrestar al santo por criticar abiertamente su unión con Herodías, ex esposa de su hermano, pero que no tuvo el valor de hacerlo matar. Durante un banquete en su honor, Salomé realizó una sensual danza que impresionó tanto a Herodes que le prometió cumplir cualquiera de sus deseos; la niña, instigada por su madre, pidió entonces tener la cabeza de Juan Bautista en una bandeja. La versión de Guido Reni se centra en la puesta en escena del contraste entre el episodio narrativo -una niña que lleva una cabeza cortada en un plato- y el rostro de Salomé, que fija su mirada en el espectador, manteniendo una distancia fría e impersonal, acentuada por la hábil técnica pictórica utilizada por Reni, quien saca del lienzo sus ricas túnicas y tocados, a través de largas y voluminosas pinceladas. La obra es probablemente la que compró el cardenal Francesco Barberini el 13 de diciembre de 1639 y que entró en la colección Corsini como regalo de monseñor Bardi al papa Clemente XII (1730-1740), convirtiéndose inmediatamente en una de las pinturas más apreciadas, como lo demuestra la numerosos ejemplares y los elogios que se le dedican en las guías de Roma entre los siglos XVIII y XIX.