La suya es una pintura cargada de simbolismo, de la que emergen formas y figuras ligeras, apariciones y evocaciones oníricas. Como argumenta Achille Bonito Oliva, “en la cresta de un lenguaje a la vez abstracto y figurativo, Gallo dirige la mirada del mundo hacia una sorpresa, jugando con la suavidad y la detención, la fluidez del color y la pausa de un elemento reconocible. Una especie de movimiento musical asiste a su pintura, An andante pero no demasiado, el ritmo de una obra, que fomenta el abandono y la atención".