el momento de la transfiguración de Cristo en el monte Tabor está representado en presencia de los profetas Moisés y Elías y de los apóstoles Pedro, Santiago y Juan. Con una interpretación original y moderna, Giovanni Bellini sumerge el acontecimiento en un espacio natural que se convierte en parte integrante de la escena, perdiendo el papel de puro fondo propio de muchas representaciones del siglo XV. El evidente estudio de la representación natural se acentúa con la elección de insertar la figura de Cristo, que emana luz, al mismo nivel que los profetas pero, fundamentalmente, de representarlo como un hombre entre los hombres, firmemente estable, con los pies apoyados sobre el terreno. La profundidad de campo viene sugerida por los diferentes niveles en los que se estructura la composición: la cresta rocosa, los tres apóstoles asustados, los personajes de pie en el borde de la colina detrás de la cual se suceden una serie de colinas bajas definidas por tonos de verde.