En esta obra Gino Sabatini Odoardi aborda el tema del vino, un símbolo preñado en su dimensión transsustancial, distorsionando su significado, en una continua fluctuación de significados, una suerte de misticismo ilógico. El artista crea una estructura geométrica de estanterías con quince vasos de cristal encima que contienen un líquido rojo, técnicamente solidificado para crear un trompe d'oeil: un sólido que simula ser un líquido que está a punto de salir de los vasos como si estos estuvieran en un plano inclinado. Esto testimonia cómo el arte está continuamente en un estado de precariedad, aunque es capaz de desafiar cualquier ley, incluso las físicas. Como escribe Alberto Boatto, la intención del artista “es insinuar la duda, cuestionar la realidad, romper el equilibrio sobre el que descansa nuestra cultura, desquiciando nuestras certezas, en un juego de espejos infinitos, en una referencia continua sin respuesta. El objetivo de su obra es el pensamiento tradicional, la manera del hombre de situarse (y su constante necesidad de confirmación) frente al desconocimiento del mundo.