Gerhard Richter es considerado uno de los más grandes artistas vivos, partidario acérrimo del todavía vigente poder de la pintura en el siglo XXI. Aunque el artista en su dilatada trayectoria ha pasado de la pintura figurativa (retratos, paisajes, ciudades, montañas, nubes) a la intuición del valor de la fotografía como elemento pictórico, siempre ha alternado estos momentos con otros periodos dedicados a la pintura abstracta. La abstracción es la vida cotidiana para mí, es tan normal como caminar o respirar, dijo. Como documenta el catálogo razonado del artista, a partir de 1966 Richter comenzó a explorar una amplia gama de monocromos grises, generalmente denominados “Pinturas grises”. neutralidad del color, Richter crea una gran cantidad de pinturas, diferentes en tamaño, tonalidad, grado de visibilidad y orientación de la pincelada. "El gris es el epítome de la no afirmación", dice Richter, "no desencadena sentimientos ni asociaciones, es en realidad ni visible ni invisible... Como ningún otro color es apto para ilustrar 'nada'. No quiere aludir a nada más que a sí mismo, o paradójicamente, a la nada que el color gris tiene el poder de ilustrar.