Esta pintura da testimonio de la experimentación continua y constante de la técnica dividida de Gaetano Previati. De hecho, la artista busca tonos vinculados a una celebración simbólico-ideal de la maternidad. Encontramos a la madre retratada en un campo de lirios -símbolo de pureza muy tradicional- con la cabeza rodeada por la suave luz de un halo. Las pinceladas largas y finas crean contrastes geométricos entre la esbelta verticalidad de las flores y las líneas horizontales que definen el manto y las piernas de la Virgen. El fondo es un polvo de toques diminutos y evanescentes.