El yeso, obra única, fue adquirido en 1941 por la Confederación de Profesionales Fascistas y Artistas, con el título El preso. Expuesta en la III Bienal Romana de 1925, se destacó como una escultura de notable calidad, realizada por un joven artista de Apulia cuyo es legítimo prever un futuro feliz (LANCELLOTT1, 1926, p. 96). En la obra, realizada en los primeros años romanos del artista, tras un período de crisis y soledad, casi "como materialización de su propio sentimiento de derrota" (VINNUTELLI, 1925, p. 134), influencias y sugerencias de muy distinta naturaleza convergen, que van desde el arte grecorromano hasta la obra de Miguel Ángel y las esculturas de Adolfo Wildt. Con toda probabilidad, los grupos de figuras de los frontones del templo de Zeus en Olimpia y del Belvedere Torso fueron decisivos desde la antigüedad, mientras que las esculturas de Miguel Ángel deben mencionarse en las tumbas de los Médici en la Sacristía Nueva de San Lorenzo en Florencia. De las obras de Wildt, que habían impresionado a Martínez, recuerda el torso sin cabeza Il crociato, de 1906 (bronce disperso; yeso se encuentra en Ca 'Pesaro, Galleria Internazionale d'Arte Moderna, Venecia), el mármol Vir temporis acti, 1911 (disperso) , que propone un torso muy similar, y en general el concepto y tratamiento del rostro, descarnado y terso, interpretado como una máscara de dolor. Y sobre una máscara, de significado incierto -quizás sea un recordatorio del tema general del dolor- descansan las manos del Vencido, cruzadas a la espalda. La introducción del estilo del torso se hizo necesaria ya que sólo así, con el corte de las piernas a la altura de las rodillas, la figura podía alcanzar esa forma cerrada y redondeada deseada por el artista.