En la logia del Palacio Ducal de Venecia, con la Chiesa della Salute al fondo, la bella María, en venganza por la traición de su amante, está a punto de denunciarlo como conspirador ante el tribunal de la Inquisición, insertando vacilante la carta de acusación en la “boca fatal” de informes anónimos. La escena forma parte de un grupo de tres obras dedicadas al tema de la venganza por amor, para las que Hayez había sido recomendado y apoyado por su amigo el poeta Andrea Maffei. La acusación secreta entró en la colección de Giuseppe Marozzi de Pavía junto con La Dama de Monza encargada a Molteni: dotados del mismo marco rico, son ejemplos extraordinarios de la altísima concepción de la pintura literaria de los dos protagonistas del arte milanés. escenario de mediados del siglo XIX. La acusación secreta destaca desde el punto de vista formal por un refinado análisis luminístico y cromático, por la absoluta destreza en la interpretación del vestido de raso verde, y de los detalles, como de la máscara, pero también por la introspección psicológica y la Representación de sentimientos contradictorios. El rostro surcado por las lágrimas es el signo visible de su drama interior, de los sentimientos encontrados de amor y odio que siente por el amante que la traicionó. La composición se caracteriza por las sabias soluciones formales de Hayez, abanderado del Romanticismo, como el corte escenográfico del entorno arquitectónico y paisajístico, la representación del rostro atormentado de la mujer, la virtuosa interpretación de las telas, la transparencia del negro el velo y la preciosidad de la seda, el vestido iridiscente, el uso impecable de la luz y la contraluz. Por ello, es una de las obras emblemáticas de los Museos Cívicos de Pavía.