Solo en los últimos años se ha atribuido la obra a Francesco Galli, conocido como napolitano, una de las personalidades menos conocidas entre los pintores que asimiló la poética innovadora de Leonardo da Vinci gracias a su frecuentación de las obras milanesas promovidas por Ludovico il Moro. La sugerencia de que Vinci fue el autor de la pintura se remonta al menos a mediados del siglo XVIII, cuando el restaurador Robert Picault escribió el nombre del artista en el reverso de la obra. En el cuadro de la Pinacoteca hay muchos temas que remiten a soluciones iconográficas y estilísticas pintadas o dibujadas por Leonardo. Entre estas, emerge la interpretación napolitana del rostro femenino que parece superponerse a la segunda versión de la Virgen de las Rocas (Londres, National Gallery). El título que identifica el cuadro es un homenaje a la figura de Amedeo Lia que quiso vender uno de sus bienes más preciados a la ciudad de Milán en 2007. Un valor intrínseco une el cuadro a la residencia Sforza: detrás del escenario religioso la fachada de la fortaleza se representa en su estructura rica en detalles descriptivos, proporcionando un recuerdo iconográfico insustituible del monumento milanés de finales del siglo XV.