En el siglo XVIII, los espejos de este tamaño se producían únicamente en París. Así que en 1736, sin escatimar en gastos, Maddalena Doria hizo entregar una gran placa de vidrio al Palacio Spinola directamente desde la capital francesa. El espejo fue transportado por mar y, para enmarcarlo, se construyó en Génova una gran estructura de madera rica en detalles ornamentales. Flores, dragones y querubines interactúan con las demás decoraciones de la habitación y transforman un mueble en una obra maestra escultórica.
Título: consola y espejo
Autor: Filippo Maria Mongiardino
Fecha: 1736
Técnica: madera tallada y dorada
Expuesto en: Museo Nacional de Génova - Palacio Spinola
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