Obra maestra absoluta de las colecciones cívicas, este panel con remate es obra de uno de los pintores más interesantes e innovadores de la escuela florentina de la segunda mitad del siglo XV, Filippino Lippi, hijo del fraile carmelita Filippo Lippo, también Pintor destacado en la Florencia del siglo XV. El retablo, realizado entre 1502 y 1503 por encargo de Francesco Lomellini, figura a la vista del mundo político genovés y astuto cliente, es un excelente ejemplo de las cualidades pictóricas y la originalidad de la concepción de la pintura de Filippino: su arte, de hecho , testimonia el encuentro entre la gran tradición renacentista toscana, con su atención a la naturaleza y a la figura humana estudiada en su relación con el espacio, y un sentimiento nuevo, más inquieto, que ya marca la superación de las certezas en el cambio de siglo , del equilibrio y medida de la primera temporada de renacimiento del siglo XV. Las figuras de Filippino, en efecto, son inusualmente alargadas y esbeltas, caracterizadas por una acentuación patética que se aleja de la belleza de las formas del primer “clasicismo” renacentista. La tabla del Palazzo Bianco es un perfecto ejemplo de la poética del pintor, encontrando elementos bizarros muy significativos incluso en las arquitecturas que enmarcan a los santos representados: los antiguos arcos en ruinas -símbolo del triunfo de los valores cristianos sobre el mundo pagano- son de hecho pintado en barrido irregular y destaca la presencia de una columna de mármol rojo poco acorde con el resto del edificio; además, el San Sebastián atravesado por flechas no está pintado perfectamente alineado con la base sobre la que descansa, asumiendo una postura deliberadamente inestable. Para enriquecer la complejidad de las referencias simbólicas está la presencia, a la izquierda de la composición, de una serpiente escondida entre las grietas de los antiguos mármoles, símbolo negativo de la infidelidad frente al lagarto, animal de Dios, siempre calentado por la Rayos del sol; y de nuevo, el epígrafe de la mesa decorada con arpías sobre la que está colocado San Sebastián lleva la inscripción "Imp. Dios Et. Max”, que sitúa la historia del martirio bajo los emperadores Diocleciano y Maximiano. Cabe destacar, observando la precisión de los relieves de esta base de mármol, que el mismo Vasari recuerda el uso frecuente por parte de Filippino "de las cosas antiguas de Roma". Merece atención la precisión de los detalles del paisaje de fondo de la derecha, con figurillas con ropajes contemporáneos y el copión con una Virgen y un Niño entre dos ángeles, con refinados acordes cromáticos. El cuadro, enviado a Génova desde Florencia, lleva en el reverso la fecha y la "compañía" personal del pintor -el acróstico Glo/Vi/s-.
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Detalles
Título:Santos Sebastián, Juan Bautista y Francisco