El cuadro se expuso en la exposición dedicada a las colecciones de los hermanos Frugone en el Palazzo Bianco en 1938. Aquí se evidencia la preferencia por los temas orientalistas, como lo demuestra la elección del tema, comparable a la serie de las muchachas en el harén o a las diversas odaliscas representadas en pinturas como El baño turco y Una mujer de la oda, ambas de 1876, o en el dibujo a pluma Odalisca. La pequeña figura tendida sobre la alfombra naranja (un color muy querido por el artista) está perfilada por una línea resumen que resume las luces, las sombras y los contornos. El fuerte impacto emocional, deseado por el pintor, se consigue también a través de las elecciones cromáticas, como el blanco de la sábana que envuelve a la niña, potenciado aún más por la complementariedad del azul del cojín y el naranja del fondo.