El cuadro interpreta el relato evangélico de la subida al Calvario, con Jesús coronado de espinas cargado con la cruz por un grupo de esbirros que se arremolinan a su alrededor, ocupando casi toda la superficie del cuadro. Federico Zeri propuso en 1984 asignar la obra, datando de finales del siglo XVI, a Giovanni Battista Cremonini, pintor de Cento y propietario de una escuela. Es un tema muy difundido en la pintura entre los siglos XV y XVI con una entonación puramente devocional: el Cristo portando la cruz mira fijamente al espectador, envolviéndolo emocionalmente, mientras los soldados que se arremolinan alrededor de Jesús manifiestan un estilo manierista que se acentúa a través de la diagonales y un ritmo casi rotatorio la dimensión dramática del episodio.