El museo del Foro alberga las cimentaciones de las columnas de los pórticos que rodeaban la gran plaza, alrededor del cual se encontraban los edificios públicos del conjunto foral (Curia, Templo y Basílica). Bajo las cimentaciones, se halla la gran cloaca, que se construyó para evacuar las aguas no sólo del Foro, sino también del sector central de la ciudad, dedicado a edificaciones de carácter público, como el Teatro o las Termas.

Se trata de un impresionante pavimento del siglo II de 8,30 x 5,90 metros descubierto en 1989 durante unas obras en el entorno del Mercado Central. Forma parte de una vivienda romana de grandes dimensiones que estaba ubicada junto a las murallas. Se trata del mosaico más lujoso que pudo extraerse durante la excavación. Conserva una decoración de estilo florido que también se utilizó en la península itálica. En los espacios libres aparecen representados varios instrumentos musicales, como crótalos, ritones, flautas y tímpanos, y recipientes como cráteras y cántaros. Todos ellos son elementos relacionados con los cortejos del Dios Baco.

Tubería de plomo para la distribución de agua potable. Se trata de una lámina de plomo que, tras ser doblada alrededor de un alma de madera, ha conservado un vacío de sección ovoide-circular. Conserva en su parte superior la unión de ambos lados de la plancha, sellados de manera reconocible mediante un baño lineal de plomo líquido. Posee una inscripción incisa con letras capitales que conforman la numeración CCCLXXX (380). Forma parte de una conducción de agua potable, de 25 metros de recorrido, recuperada en la excavación arqueológica de la plaza de la Seo en 1988-1989.

Fragmento de estatua que representa a un personaje masculino vestido. La pieza expuesta está formada por dos bloques de mármol que encajan a la altura de las caderas. El varón viste túnica interior y manto exterior. La túnica corta resulta poco visible a simple vista, pero se transparenta por encima de su rodilla izquierda, ligeramente adelantada. Por encima de ella, el manto le cubre el cuerpo desde los hombros hasta debajo de las rodillas y se sujeta a la altura del hombro derecho mediante una fíbula circular, quedando recogido con numerosos pliegues sobre su brazo izquierdo. La figura representa a un joven adolescente ayudante en las ceremonias de culto y sacrificios al que se identifica con el nombre genérico de camillus.

Se trata de una pieza de buena factura, que imita la forma original centro-itálica con bastante fidelidad, y reproduce incluso con detalle las dos ranuras oblicuas que flanquean la vertedera. El borde forma en su inicio un ángulo casi recto con el exterior de la pared, para doblarse e inclinarse más en su extremo final. El mortero por sus dimensiones corresponde a un mortarium cubitale. El fondo, no conservado, sería horizontal. Sobre el borde ha recibido un sello con la marca del fabricante.

Antefija aislada de su ímbrice, a la que se unía por su parte superior. Representa una máscara teatral que muestra un rostro masculino de facciones muy grandes y marcadas. El onkos (peinado de los actores, que concentra gran parte del pelo elevado sobre la frente) está compuesto por varios tirabuzones paralelos sobre la frente y otros que caen escalonados a ambos lados de la cara hasta la altura de la barbilla. Algunos mechones de los tirabuzones están adornados con cuentas insertadas. El rostro es ovalado aunque tendente a redondeado. Posee los pómulos salientes, la nariz es grande y algo ensanchada en su base y la barbilla destacada. Los ojos son grandes, enmarcados por arcos superciliares, y párpados e iris perforados. La boca, entreabierta, aparece como una ranura horizontal sin labios.

Pieza alargada de madera maciza que posee un extremo adelgazado y destacado que termina en una punta redonda y un cuerpo de sección circular que progresivamente va disminuyendo su grosor hasta el extremo opuesto, que se remata con una superficie plana y roma.

Los stilos, estiletes o punzones son instrumentos destinados a escribir o trazar marcas sobre tablillas de cera o materiales blandos. La parte puntiaguda está destinada a trazar los signos o letras sobre la cera, mientras que la parte plana opuesta sirve para aplastar la cera y borrar los trazos realizados, dejando otra vez la superficie dispuesta para una nueva escritura con un mensaje distinto.

Reproducción de una muñeca articulada de época romana. Es de barro cocido y las cinco partes que la componen (cabeza + tronco, dos extremidades superiores y dos inferiores) han sido moldeadas a mano de manera independiente. Los brazos y piernas se unen al tronco mediante cordeles de algodón enhebrados en orificios practicados en la arcilla blanda, lo que permite la articulación de sus miembros. 

Está vestida con un quiton (túnica de dos piezas cosidas por los laterales y unidas sobre los hombros con imperdibles o botones) de color negro, sobre el que viste la estola de color azul claro. Su rostro es ovalado y en él se han detallado sus rasgos mediante incisión y excisión sobre la arcilla fresca. Posee sus cabellos peinados de manera simétrica y recogidos en un moño. 

Jarra con pico vertedor de media caña en el borde de la boca y carena patente en el tercio inferior de la pieza. Posee tres asas de cinta molduradas que arrancan desde el cuello y mueren en la carena. La parte superior de la panza muestra decoración plástica aplicada de motivos fálicos dispuestos verticalmente con el glande hacia arriba.

Se conservan tres falos en el frente y restos de otro en la parte posterior, aunque parece probable que hubiera más decorando todo el perímetro. Estos motivos fálicos son elementos apotropaicos (de protección) y de fertilidad. Existen varios ejemplares de jarras romanas con decoración fálica similares a esta pieza, aunque varíe el número de asas que poseen (cuatro, dos o una), el tipo de pico vertedor (cilíndrico o abierto) y/o la disposición de la decoración.  

Ungüentario de vidrio de cuerpo globular o esférico con base cóncava, cuello cilíndrico largo y borde exvasado y de perfil liso. El cuello presenta una leve desviación respecto del eje vertical de la misma. De factura cuidada, es traslúcido y de tonalidad verdosa azulada. 

El descubrimiento del vidrio soplado para la elaboración de contenedores, a mediados del siglo I a.C. en Siria, conllevó la aparición de numerosos recipientes fabricados con esta técnica. Su uso como contenedores de perfumes y esencias, en ocasiones, hacía necesario la prolongación del cuello del recipiente, con objeto de dosificar las sustencias. También llamados balsamarios, son piezas bastante comunes en el mundo romano y sus formas, color y calidad han ido evolucionando; la tipología globular de estas piezas aparece hacia la época de Tiberio y Claudio, siendo la sección de la panza oval (más estrecho hacia el cuello, con forma de pera).

Lucerna de volutas con doble pico y asa con apéndice triangular decorado con relieve a molde. Orificio de alimentación central y disco decorado con gallones radiales jalonados de molduras concéntricas, tres en el margo y dos alrededor del orificio. La pasta está depurada en tonos claros/amarillentos y engobe marrón. 

Inscripción epigráfica romana sobre una losa de alabastro. Se conserva solo una parte, aproximadamente un tercio del total. La losa utilizada como soporte del escrito está desbastada, no pulimentada, por lo que la superficie sobre la que se han grabado las letras es rugosa y su lectura resulta compleja. El campo semántico está enmarcado por un surco profundo que lo delimita. El texto no presenta interpunción, las letras son capitales (altura de 3,5 a 4,5 cm), irregulares y de factura tosca, y las palabras no están segmentadas en líneas diferentes. 

El texto aparece grabado con surco profundo, posiblemente con un cincel o punzón cuadrado o semicircular. Son escasas las palabras legibles y analizadas. El análisis métrico indica que se trata de un Carmina Latina Epigraphica, una poesía escrita en 14 versos, de métrica dactílica: una modalidad rítmica de la poesía antigua que se basa en repetir secuencias que combinan sílabas largas y breves. La función de esta inscripción es imprecisa; podría haber tenido carácter funerario, quizás un epitafio o un recordatorio vinculado a un contexto edilicio monumental. 

Capitel corintio con decoración vegetal de hojas de acanto repartidas en dos coronas rematadas por un piso superior en el que se intuye el arranque de las volutas, practicamente perdidas por el deterioro de la pieza. Cada penca de las hojas de acanto consta de un nervio axial ancho, dos hojuelas trilobuladas a cada lado y una central superior ligeramente vuelta hacia el exterior.La base del capitel es completamente plana. 

La decoración es de cuidada y buena factura, creando efectos de claroscuro y volumen a través del trepanado del alabastro. Debió culminar, apoyada sobre el astrágalo, una columna monolitica que formaría parte de un edificio del foro de época de Tiberio en Caesaraugusta y, teniendo en cuenta el lugar en el que fue hallado, es posible que perteneciera al conjunto edilicio del sector meridional de la gran plaza pública.

Fondo de plato realizado en terra sigillata itálica, pertenece a un tipo de platos pequeños de pie delgado y bajo. La pasta de la pieza aparece muy bien depurada, de color rosa intenso y dura. En el exterior del fondo posee un grafito inciso después de la cocción, cuya lectura es RVFIO, realizado con grafías irregulares (9 x 4 mm) y toscas.

El grafito parece una referencia onomástica dirigida al poseedor del plato. Su lectura ofrece dos traducciones: si se considera Rufio como dativo del nomen Rufius, se traduce "para Rufio", expresando así el destinatario al que va dirigida dicha pieza; pero si se considera Rufio como nominativo del cognomen Rufio, algo que suele ser más frecuente en este tipo de grafitos, la traducción sería "Rufión". Parece ser ésta la opción más adecuada, considerando la -o como una vocal larga perteneciente a un sustantivo de la tercera declinación.