Ejemplo refinado de la variedad de soluciones que asume la ornamentación entrelazada en la época carolingia, la obra es la parte saliente de un ambón, llamado lettorino en virtud de su función como lugar de lectura de textos sagrados. La losa se obtuvo reutilizando la base de un monumento romano del que queda una huella evidente en la inscripción que corre en el borde superior, que data del siglo II d.C. El frente exterior, cerrado por una simple moldura, está atravesado por una cinta que se anuda formando nueve ovillos, distribuidos en filas de tres, conectados en diagonal. La obra, adquirida en 1890 por el Museo Artístico Municipal, procede del patrimonio de Giovanni Battista Lucini Passalacqua. Un fragmento con el mismo motivo de la madeja se conserva en Moltrasio, en la capilla decorada por Alessandro Lucini Passalacqua en 1863 con varios hallazgos quizás pertenecientes a la fase prerrománica de la basílica de Sant'Abbondio en Como.