La fábrica, ubicada en la antigua casa de los guardias del palacio de Capodimonte en Nápoles, fue mandada construir por el rey Carlos III de Borbón, esposo de María Amalia de Sajonia. El notable equipo de talentos, arcanistas y artistas, alistados en 1735 para la empresa, permitió resultados extraordinarios. Destaca sobre todo el modelador florentino Giuseppe Gricci, quien también creó esta figura.