El fragmento, la parte de la pared de un templo, tiene dos figuras en relieve colocadas en dos superficies desplazadas paralelas: en la parte prominente del fragmento está tallada una imagen de Shiva, en la parte trasera la imagen de un vyala rampante. La parte arquitectónica y las esculturas que decoran la superficie son perfectamente compatibles con las decoraciones murales de los templos de Khajuraho. Shiva, acompañado por el pequeño toro colocado a sus pies, descansa sobre una base saliente. Los cánones estilísticos de las esculturas de Khajuraho se encuentran en el físico sutil de la divinidad y en la curva armoniosa y casi antinatural que marca la postura del cuerpo. En la superficie de la pared trasera hay una imagen rampante de un vyala que, como en los templos de Khajuraho, se representa con una pequeña figura femenina debajo del cuerpo erguido y una persona a horcajadas sobre su espalda. El movimiento impreso en los tres cuerpos es de gran impacto figurativo.