El gran arco constituye la única parte sobreviviente de la fachada externa de la Pusterla dei Fabbri, un acceso secundario que se abría a las murallas de Milán construidas a partir de 1171. Originalmente ubicada cerca de la actual Piazza Resistenza Partigiana, es posible que el nombre de la monumento deriva de los talleres metalúrgicos ubicados en las cercanías. El artefacto consiste en un arco de medio punto caracterizado por imponentes sillares de mármol rematados por un anillo de ángulo agudo, de factura sencilla y armoniosa en las medidas y en el sistema de encastre. En las dos bases imponibles destaca la presencia de minúsculos protomos: a la izquierda, el relieve de un hombre barbudo y de grandes ojos muy abiertos; a la derecha, la de un león con las fauces abiertas. En 1902, tras un acalorado debate en defensa de la conservación in situ, el monumento se trasladó al Castello Sforzesco por decisión del Ayuntamiento. Desde 1956, la Pusterla de Fabbri se traslada a la Sala I, donde con su grandiosidad solemne marca el inicio del camino arquitectónico y escultórico del Museo de Arte Antiguo.