En Europa desde finales del siglo XIX había estallado la moda del japonismo, encantado por el descubrimiento del arte japonés que despertó nuevos intereses para todo Oriente. En ningún salón de la alta burguesía milanesa, genovesa o veneciana faltó la cerámica china o japonesa. El Guanyin es un buen ejemplo de esa pequeña escultura de porcelana blanca realizada entre finales del siglo XVII y principios del XVIII en la región china de Dehua y que en Europa, donde obtuvo un éxito extraordinario, se denominó Blanc de Chine. Representa la figura divina de origen budista sentada en la posición sagrada del mudra: el descanso real.