La obra forma parte de un proyecto inaugurado en 2014 en la Colección Maramotti titulado Retrato de mujer que puso en diálogo a las artistas Alessandra Ariatti y Chantal Joffe: ambas han concentrado su investigación artística en los retratos, una tradición figurativa que ha atravesado continuamente Occidente arte (pero no sólo) desde el siglo XV hasta nuestros días. El retrato, como investigación de la interioridad, así como de los rasgos, de una persona o personaje, se remonta, incluso antes de la época moderna, a los retratos en mármol griegos y romanos; adaptándose a la evolución de estilos y formas, siempre ha mantenido la necesidad histórica de dar testimonio de instancias de cohesión o disociación social. Los retratos de estos artistas están anclados, por un lado, a la estética, o más bien a la cultura, del arte contemporáneo y, por otro, quizás incluso más íntimamente que para los artistas del pasado, al 'medio' en el que viven y trabajar. Su conexión formal, sin embargo, termina aquí. Ariatti pinta grupos de figuras que tienen una precisión hiperfotográfica, funcional a la posibilidad de sondear su profundidad psicológica y la intensidad de la interrelación humana. El artista se centra esencialmente en los rostros y en la acentuación de su formación en un mininúcleo social, subrayado por el título general que dio a su conjunto de obras: "Lazos". Lo que le interesa, en la práctica de su pintura, es la posibilidad de resaltar una relación entre los sujetos de las obras y el artista y de generar un diálogo con el espectador. Estilísticamente, Ariatti aspira a la intensidad afilada de los santos del Renacimiento y ha invertido cuatro años completos de su trabajo en retratar a las tres familias que aparecen en este proyecto.