Adquirida en 1811 por decisión de la comisión de la Academia de Brera, formada por artistas y eruditos, la obra se colocó originalmente en el altar de San Sigismondo en el Templo Malatesta de Rímini, del que fue retirada en 1581. La altísima calidad de la el bajorrelieve testimonia la plena madurez alcanzada por Agostino di Duccio, cuando la formación toscana, entre Donatello y Ghiberti, se funde en una figura completamente personal, dominada por un linealismo armonioso y elegante. Tallada en muy bajorrelieve, la losa está dedicada a San Segismundo, rey cristiano de los borgoñones, representado durante una peregrinación realizada con su segunda esposa para expiar la muerte de su hijo. Agostino di Duccio representa el momento crucial en el que un ángel aparece en la procesión real indicando el lugar en el que se fundaría el monasterio de Agauno, hoy Saint-Maurice-en-Valais. La actitud de la figura angélica y la interpretación fluctuante de los ropajes recuerdan los caracteres figurativos de una antigua ménade, signo tangible de la adhesión declarada al lenguaje clásico adoptado por el artista toscano.