La cisterna romana conduce al visitante al subterráneo Amelia, exactamente debajo de la actual Piazza Matteotti, correspondiente al antiguo foro romano. El imponente edificio se compone de una gran sala rectangular excavada en la roca caliza y dividida en diez salas comunicantes paralelas, cubiertas con bóvedas de cañón y cubiertas con pequeños muros de piedra (opus incertum).
El complejo constituye uno de los mejores ejemplos del proceso de romanización experimentado por el pequeño centro de Umbría hacia el siglo I a.C. Fue construido para recoger el agua de lluvia para su uso potable. Muy bien conservado, conserva todos sus componentes fundamentales: el sistema de entrada de agua, el dispositivo interno de regulación de su nivel y el sistema de vaciado del depósito.
En un rincón de la primera sala se conserva una pequeña porción de pavimento, realizado con ladrillos. Interesante es la presencia del sello con el nombre del propietario de la fábrica de ladrillos, Cayo Atilio Fortunato.