El Castello degli Agolanti, o Tumba, toma su nombre de la noble familia florentina en el exilio que lo mandó construir en la primera mitad del siglo XIV, probablemente sobre un edificio preexistente. El edificio se describe en los documentos de la época como una valiosa construcción fortificada. Su historia permanece ligada a los Agolanti hasta el siglo XVIII. Muchos autores informan de la llegada de esta prestigiosa familia a Rímini a finales del siglo XIII; con altibajos estuvo vinculada a la malatesta y varios de sus miembros ocuparon importantes cargos dentro de la administración local. En Riccione los Agolanti no residían permanentemente, utilizaban el Castillo como residencia de campo para controlar la actividad agrícola ligada a sus posesiones o como lugar de vacaciones y representación. Rosita Copioli en uno de sus artículos en "Studi Romagnoli" indica en el testamento de Cesare Agolanti, de 1415, la primera mención de un Agolanti sobre la posesión de la tumba. En la época de su máximo esplendor, a mediados del siglo XVII, el Castillo de Riccione acogió en dos ocasiones a la reina Cristina de Suecia en peregrinación desde su residencia en Roma. En la época de su máximo esplendor, a mediados del siglo XVII, el Castillo de Riccione acogió en dos ocasiones a la reina Cristina de Suecia en peregrinación desde su residencia en Roma.

Por su importante posición estratégica, el edificio constituyó un mirador privilegiado, un puesto avanzado, tanto que en 1743 fue transformado en cuartel general del ejército austríaco bajo las órdenes del general Lobkowitz. Incluso a mediados del siglo XVIII parece estar en buenas condiciones. Luigi Vendramin nos informa, en su ensayo en Huellas de la historia, que "hay noticias de varias restauraciones y alteraciones que han tenido lugar a lo largo del tiempo; el hermoso palacio, que ya no es propiedad de los Agolanti desde principios del siglo XVIII, pasó posteriormente a los Bertola (o Bertolli), Pedrocchi di Brescia, Buonadrata y otras familias, fue severamente dañada por el terremoto de 1786, posteriormente fue parcialmente demolida y parcialmente utilizada como casa de campo y permaneció así hasta que, en 1982, fue cedida por el Verni de S. Giovanni in Marignano a la administración municipal de Riccione, ahora reducida a una ruina miserable ".